CACHORROS
EN VENTA
El dueño de una tienda estaba poniendo en
la puerta un cartel que decía: "Cachorros en venta".
Como esa clase de anuncios siempre atrae a
los niños, de pronto apareció un pequeño y le preguntó: - ¿Cuál es el precio de
los perritos?
El dueño contestó: - Entre 500 y 800 pesos.
El niño se metió
la mano al bolsillo y sacó unos billetes. Contó la plata y le dijo al dueño: -
Sólo tengo 40 $. ¿Puedo verlos?
El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió una perra seguida
por cinco perritos, uno de los cuales se quedaba atrás.
El niño inmediatamente señaló al cachorrito rezagado y preguntó:
- ¿Qué le pasa a ese perrito?
El hombre le explicó que el animalito tenía la cadera defectuosa y
cojearía por el resto de su vida.
El niño se emocionó mucho y exclamó: - ¡Ese es el perrito que yo
quiero comprar!
Y el hombre replicó: - No, tú no vas a comprar ese cachorro. Si
realmente lo quieres, yo te lo regalo.
El niño se disgustó y, mirando al hombre a los ojos, le dijo: -
No, no quiero que usted me lo regale. Creo que vale tanto como los otros
perritos, y le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis 40 $ ahora
y cada semana le traeré 10 $, hasta que lo haya pagado todo.
El hombre contestó: - Hijo, en verdad no querrás comprar ese
perrito. Nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros.
El niño se agachó y levantó su pantalón para mostrar su pierna
izquierda, retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal.
Miró de nuevo al hombre y le dijo:
- Bueno, yo no puedo correr muy bien
tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda.
El hombre se mordió el labio y, con los ojos llenos de lágrimas,
dijo:
- Hijo, espero que cada uno de estos
cachorritos tenga un dueño como tú.
Con esta historia invito a
cada lector de AVÍO DEL ALMA a aceptarse y amarse tal cual es.
Nos cuesta mucho
aceptarnos como somos y, más aún, aceptar a los demás. No nos queremos con
realismo, con nuestras cualidades y defectos, y nos cuesta aceptar que los
demás tampoco son perfectos.
En la vida no importa quién
eres. Lo que importa es que alguien te aprecie por lo que eres, y te acepte y
te ame incondicionalmente.
Por si no tienes a nadie
en la vida que te ama de esa manera, quiero que sepas que Dios sí que te ama
incondicionalmente. ¡Ojalá lo descubras, y tu vida cambiará!
Si te ha gustado esta reflexión, compártela por Mail, Twitter, Facebook, o Pinterest, pinchando a continuación en COMPARTIR o sigue mis enlaces:
Si te ha gustado esta reflexión, compártela por Mail, Twitter, Facebook, o Pinterest, pinchando a continuación en COMPARTIR o sigue mis enlaces:
Que gran verdad amigo mío. Hermoso mensaje se vida. 😘
ResponderEliminarOjalá que siempre sepamos ponerlo en práctica.
Eliminar