CUIDADO CON LA “ N ”
Por P. FELI
DEDICADO
A LOS MATRIMONIOS
EN
EL DÍA DE LOS ENAMORADOS
Se
acerca el Día de los Enamorados y por eso quiero dedicar una
atención especial a las parejas en este Blog,
Y
de un modo especial quiero dedicárselo a los matrimonios que han
formalizado su relación con un compromiso definido y definitivo ante
la sociedad y, en algunos casos, también ante Dios.
Igualmente puede servir para aquellas parejas que conviven, como si fueran matrimonio, solo que... no lo son, y por lo tanto no están casados ni vinculados el uno al otro por algo más que su estricta e íntima decisión interna, la cual se puede variar tantas veces como el pensamiento, ya que no compromete la persona ante nadie más que ante sí mismo.
Pero
no por ello voy a dudar de la buena intención de las personas que
aún no han dado el paso del matrimonio civil y/o religioso,
aunque... “quien deja la puerta abierta, más que la intención de
apagar el fuego, manifiesta la intención de salir corriendo en
cuanto éste se encienda”(simple deducción lógica).
Bueno,
pues resulta que muchos de ustedes, que me leen, están CASADOS. Se
casaron un día hace pocos o muchos años. Y los ideales del
noviazgo, que tanto llenaron vuestros sueños, proyectos y
expectativas, han ido quedando atrás, a veces en un pasado ya lejano
y añorado, como quien añora volver a la infancia.
Quizás
no han comprendido la grandeza de estar casados. Estar
casados es “hacer CASA-DE-A-DOS”. Y
“hacer casa” es una expresión muy profunda y bonita. No es
construir paredes, habitaciones, comedor, cocina, cuarto de baño y
piscina para paliar los calores del verano.
“Hacer casa” es construir VIDA. Vida “de a dos”.
Y la vida se construye o se destruye todos los
días. Muchos casados, y muchos que no lo
están pero viven como si lo estuvieran, olvidan
esto con una facilidad espantosa. Por eso se
casan... y se duermen en los laureles.
La
vida hay que cultivarla todos los días, y la vida de pareja no es
una excepción. Ese
compromiso que hemos hecho público porque
responde a nuestro deseo más profundo de compartir la vida, y que
tiene repercusiones no solo en el ámbito personal y privado, sino
también en el social y público, es nuestra
“mejor arma” o nuestro “peor castigo”.
Y todo depende de nosotros.
Muchas
personas se casan y comienzan a olvidar el
diálogo, el compartir, los detalles, los mimos, besos y caricias
(no siempre tienen por qué terminar en sexo), y comienzan a
preocuparse del trabajo, de los niños, de los “compromisos
sociales”..., y como quien no quiere la cosa se
olvidan hasta de que están casados. La
monotonía, la rutina y el hastío
comienzan a hacer acto de presencia en la vida de ambos y en
muy poco tiempo pasan de estar CASADOS a estar CANSADOS.
Una simple “ N ”
y hay que ver lo que jode en la vida del matrimonio.
Después
de 31 años trabajando y acompañando a parejas, una de mis
recomendaciones más frecuentes es: ¡ Cuidado
con la “ N ” !
Quien me ha escuchado
hablar en varias ocasiones sabe que esa “N”
tiene mucho contenido. Hoy no pretendo
descifrarlo todo. Simplemente alertar de su existencia, de manera que
a nadie le agarre desprevenido y por sorpresa y termine cargándose
su matrimonio y su pareja.
Cuando ustedes se casaron lo hicieron para estar CASADOS y no para estar CANSADOS. Por eso les repito: “¡Cuidado con la N!”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario