LOS PLÁTANOS
NO VUELAN
El
presentador de televisión inglés, Desmond Bernard O'Connor, pone un título un
poco extraño a su autobiografía: "Los plátanos no vuelan."
Él
nació con raquitismo y huesos débiles que le obligaron a llevar desde pequeño
unas pesadas y complicadas abrazaderas de metal en las piernas para poder andar
de alguna manera. A los seis años se las arregló para desabrochar las
abrazaderas y mantenerse en pie unos minutos agarrado a una silla.
"Desde
aquel día", escribe, "mi padre pasaba al menos una hora cada día
tratando de que yo lograse andar sin ayuda. Yo casi siempre acababa en el
suelo. Mi padre se caía a mi lado y nos reíamos para ocultar nuestra
frustración.
Una
tarde mi padre me puso de pie junto a una silla, dio unos pasos en la
habitación y me enseñó un plátano. Eso era un lujo. Me encantaban los plátanos.
Conseguí dar un par de pasos, y me caí. El volvió a mostrarme el plátano. Me
volví a caer. Otra vez. Y otra.
Mi
padre me dijo:
- Puedes
hacerlo. Puedes andar si realmente quieres. Puedes comerte este plátano si
vienes y agarras.
-
No puedo. Tírame el plátano.
- No.
Eso no se puede hacer.
-
¿Por qué no?
-
Porque... bueno... porque los plátanos no vuelan."
A
los seis meses logró cruzar la habitación sin ayuda. Llegó a ser un buen
jugador de fútbol. Y el más célebre presentador de la televisión inglesa.
Una
gran lección para quien quiera aprenderla.
Sres.
Políticos, Sres. Profesores, Sres. Educadores, Sres. Padres: Enseñemos a
nuestra juventud que “los plátanos no vuelan”. Con esfuerzo y constancia
podemos llegar muy lejos, desarrollar capacidades personales, sociales y
nacionales que para muchos son impensables.
La vida no se vive ni se desarrolla
sin esfuerzo. Y la satisfacción de haberlo logrado, poniendo lo mejor de
nosotros, es fuente segura de felicidad.
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