AVÍO DEL ALMA

miércoles, 5 de agosto de 2015

LIMPIA TU CORAZÓN





“Con toda diligencia cuida tu corazón,


porque de él brotan los manantiales de la vida.”

                                                   Proverbios 4:23



En nuestro corazón está guardado todo lo que somos: nuestra personalidad, nuestro carácter, nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestros sueños, nuestras inclinaciones, etc. Lo que guardamos en él, determina lo que somos.

Dios está interesado por lo que hay en ti, en mí, y por eso nos hace esta recomendación: “Guarda tu corazón, cuida tu corazón”.

Si Dios en este preciso momento te mirara, ¿qué vería en ti?

Él sabe lo que tenemos allí, lo que tenemos guardado, y lo que tenemos que cambiar.

Él sabe qué tan manchado está nuestro corazón. Él sabe lo que nos mancha, lo que nos ensucia, lo que nos avergüenza en lo más íntimo de nosotros mismos.

Él sabe cuántas veces hemos llorado de tristeza, de angustia, de amargura, de arrepentimiento por haberle fallado. Él sabe todo; por eso… ¡Mantén limpio tu Corazón!

Cuenta la historia que había un joven estudiante de arte. Era un muchacho muy inteligente, y con un futuro prometedor. Y había uno de sus maestros que lo apreciaba mucho.

Un día su maestro se propuso ir a visitarlo.

Cuando llegó a la casa del joven éste amablemente le hizo pasar. El maestro contempló la casa y le pareció fantástica, pero al llegar a la habitación del muchacho, el maestro quedó aterrado. Toda su habitación estaba finamente decorada con cuadros, pinturas y afiches pornográficos.

Las paredes estaban llenas de desnudos que representaban una crudeza incitante, posiciones indecorosas y sexualmente provocativas. El maestro un tanto triste prefirió no decirle nada al joven.

Varios días después el maestro le regalo al muchacho un cuadro bellísimo, con paisajes finamente pintados, y en medio de tan hermoso paisaje, sentado en el pozo, la representación de Jesús de Nazaret hablando con la mujer samaritana. Y le dijo que lo pusiera en su habitación.

Al joven le gustó mucho el cuadro que le regaló su maestro, así que animado, salió a buscar un lugar donde ponerlo en su habitación, como le había dicho el maestro.

Intentó colocarlo en una pared, pero no pudo: había demasiadas mujeres desnudas como para que este nuevo cuadro tuviera su lugar.

Trató de colocarlo en otra pared, y… lo mismo. Él cuadro no pegaba entre tanto desnudo y pornografía.

Probó en la otra pared, y no había espacio suficiente.

¿Dónde colocar el cuadro?

Por fin halló espacio, pero tan hermoso cuadro no quedaba bien con todos estos desnudos.

Al fin comprendió. Quitó todos los cuadros, afiches y fotos pornográficas y dejo sólo el cuadro donde estaba Jesús.

Tal vez tú no tengas una habitación como ésta, pero… 

¿Cómo tienes el corazón? ¿Jesús está en él, como el centro de tu vida? O, ¿será que necesitas quitar algunas cosas de él?

Hoy te invito a que hagas un compromiso con Dios. A que quites de tu corazón “los afiches” del odio, del rencor; “las fotos” de la mentira, de la hipocresía; “los cuadros” de lo inmoral, de la apariencia, de la doble vida… y todo lo demás. Limpia tu corazón e invita a Jesús a que sea Él único que habite allí.



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