AVÍO DEL ALMA

miércoles, 19 de agosto de 2015

EL ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS




       El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar mi vieja granja, acababa de finalizar su primer día de duro trabajo. Su cortadora eléctrica se había averiado, y le había hecho perder dos horas de su trabajo. Después de repararla, un corte de electricidad en el pueblo le hizo perder dos horas más de trabajo. Tratando de recuperar el tiempo, partió dos sierras de su cortadora.

       Ya finalizando la jornada, la pega de que disponía no le alcanzaba para mezclar su fórmula secreta de acabado. Y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.

       Por supuesto, me ofrecí a llevarlo.

       Mientras recorríamos los hermosos paisajes de la granja, él iba en silencio meditando. Parecía un poco molesto por los desaires que el día le había jugado.  Después de treinta minutos de recorrido llegamos a su casa, y de sorpresa recibí una invitación para que conociera a su familia.

      Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.

        Al entrar en su casa, ocurrió una sorprendente transformación.  Su bronceada cara estaba plena de sonrisas y alegría. Sus hijos se lanzaron sobre él, dando vueltas en la sala. Le dio un beso a su esposa y me presentó. Me invitó un refresco y una suculenta cena.

       Posteriormente me acompañó hasta el coche.

       Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad, y le pregunté acerca de lo visto cuando entramos.

       - "Ese es mi árbol de los problemas", - contestó-.  "Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero hay algo que es seguro: los problemas no pertenecen ni a mi casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que, simplemente, los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego. Después, por la mañana los recojo otra vez. Lo más divertido es que... cuando salgo a la mañana a recogerlos, ni remotamente encuentro tantos como los que recordaba haber dejado la noche anterior."

       Me monté en mi auto, meditando sobre la estrategia del carpintero para ser más feliz y evitar contaminar el hogar con los problemas laborales.

       Entonces me dije, valió la pena el paseo de hoy. 

Llegué a la granja y me dispuse a seleccionar mi árbol de los problemas. Lo coloqué en el vehículo, y desde entones cada vez que llego a mi hogar, ya saben lo primero que hago.


Y tú, ¿a qué esperas para seleccionar tu árbol de los problemas?

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