AVÍO DEL ALMA

viernes, 1 de julio de 2016

SE ORINÓ LOS PANTALONES


SE ORINÓ LOS PANTALONES



Un niño de nueve años está sentado en su pupitre y, de repente, hay un charco a sus pies, y la parte de adelante de sus pantalones está mojada.

Piensa que su corazón se va a detener porque no puede imaginarse como esto le ha podido suceder. Nunca antes le había pasado. Y sabe que cuando los niños se den cuenta se expondrá a las burlas de todos. Cuando las niñas lleguen a enterarse, no volverán a hablarle mientras viva...

El niño piensa que se va a morir de la vergüenza. Por eso agacha la cabeza y dice esta oración: “Querido Dios, ¡esta es una emergencia! ¡Necesito ayuda ahora! Dentro de cinco minutos estaré muerto de vergüenza”.

Al levantar la cabeza después de su oración, ve venir a la maestra hacia él con una mirada que pareciera haberlo descubierto.

Mientras la profesora camina hacia él, una compañera de nombre Susie va cargando un pez dorado en un acuario lleno de agua. Susie se tropieza frente a la profesora e, inexplicablemente, derrama toda el agua en el regazo del muchacho.

El niño aparenta estar enojado, pero al mismo tiempo está diciendo dentro de sí: “¡Gracias, Señor! ¡Gracias, Señor! ¡Gracias, Señor!”

Ahora, de repente, en lugar de ser ridiculizado, el niño es objeto de simpatía. La profesora lo lleva rápidamente abajo y le hace poner unos shorts de gimnasia mientras se secan sus pantalones.

Todos los otros niños están arrodillados limpiando alrededor de su pupitre. La simpatía es maravillosa. Pero como así es la vida, el ridículo que le habría tocado enfrentar al niño ahora se centra en su compañera Susie. Ella trata de ayudar, pero le dicen que se quite: -“¡Ya has hecho suficiente, 'torpe'!”.

Al final de la jornada, mientras están esperando el bus, el niño se dirige a Susie y, en un murmullo le dice:

- “Lo hiciste a propósito, ¿verdad?”

Susie le responde, también en un murmullo:

- “Yo también me oriné en los pantalones una vez”.

* * * * * * 

Que Dios nos ayude a ver las numerosas oportunidades de hacer el bien que siempre están a nuestro alrededor.

“El bien siempre y a todos. El mal nunca, a nadie”
                                                                   (San Luis Orione)


Todos y cada uno de nosotros pasa en la vida por momentos difíciles, del tipo que sean y por los motivos que sea. Qué lindo encontrar personas que nos ayuden, nos apoyen, nos escuchen. Porque a través de esas personas Dios nos está demostrando lo mucho que nos ama. 

Y qué gran responsabilidad que cada uno de nosotros descubramos las numerosas oportunidades que tenemos de hacer el bien y de hacer sentir a los demás lo mucho que Dios les ama. 



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