jueves, 15 de enero de 2015

CON LA PAZ EN MI CORAZÓN


CON LA PAZ EN MI CORAZÓN




          La paz que traigo ahora en mi pecho es diferente a la paz que soñé un día.
            Cuando se es joven e inmaduro, se cree que tener paz es poder hacer lo que se quiere, quedarse en silencio y jamás enfrentar una contradicción o una decepción. El tiempo nos va mostrando que la paz es el resultado del entendimiento de algunas lecciones importantes que la vida nos ofrece.
         La paz está en el dinamismo de la vida, en el trabajo, en la esperanza, en la confianza, en la fe.
         Tener paz es tener la conciencia tranquila, es tener la certeza de que se hizo lo mejor o, por lo menos, que se intentó.
       Tener paz es asumir responsabilidades y cumplirlas, es tener serenidad en los momentos difíciles de la vida.
          Tener paz es tener oídos que oigan, ojos que vean y boca que diga palabras que construyan.
        Tener paz es tener un corazón que ama, es admitir la propia imperfección, es reconocer los miedos, las flaquezas, las carencias.
       Tener paz es respetar las opiniones contrarias, y evitar las ofensas, es aprender de los propios errores, tener el valor de llorar o de sonreír cuando sea necesario. Es tener fuerzas para volver atrás, pedir perdón, rehacer el camino, agradecer.
         La paz que ahora traigo en mi pecho es la tranquilidad de aceptar a los otros como son, y estar dispuestos a cambiar las propias imperfecciones. Es la voluntad de compartir lo poco que tengo, mejorar lo que está a mi alcance, aceptar lo que no puede ser cambiado, y tener lucidez para distinguir una cosa de otra. Es admitir que no siempre tengo la razón.
        Tener paz es, por sobre todo, buscar la vida eterna, el Reino de Dios, viviendo con el corazón puesto en Él:

        “Nos  has  hecho,  Señor,  para  ti  y  nuestro  corazón  está  inquieto     - no  estará  en  paz -  hasta  que  descanse  en  ti”.      (San Agustín)

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La paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tengan miedo. ( Jn 14, 27)

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ORACIÓN POR LA PAZ

¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.


Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.


Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.

                                  (San Francisco de Asís)

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