LAS SÁBANAS SUCIAS
Una pareja de recién casados, se mudó para un
barrio muy tranquilo a vivir.
En la primera mañana en la casa, mientras
tomaba café, la mujer se dio cuenta a través de la ventana, que una vecina
colgaba sábanas en el tendedero.
-
¡Que
sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero! Quizás necesita un jabón
nuevo… ¡Me agradaría ayudarla a lavar
las sábanas!
El marido miró y quedó callado.
Y así, cada dos o tres días, la mujer repetía
su discurso, mientras la vecina tendía sus ropas al sol y al viento.
Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la
vecina tendiendo las sábanas limpiecitas, y dijo al marido:
-
¡Mira, ella
aprendió a lavar la ropa! ¿Le habrá enseñado a lavar otra vecina?
El marido le respondió:
-
¡No, hoy
me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana!
Reflexión
La vida muchas veces es así. Vemos a los
demás y juzgamos muy rápidamente. Pero todo depende de la limpieza de la
ventana a través de la cual observamos los hechos.
Antes de criticar, quizás sería conveniente verificar
si hemos limpiado la ventana de nuestro corazón para poder ver más claro las actuaciones de los demás.
Entonces podremos mirar a los demás con
mirada limpia y descubriremos una realidad totalmente distinta de la que
veíamos y nos permitíamos criticar.
Que Dios te conceda la gracia de tener
siempre un corazón limpio, porque entonces no solo verás a los demás de forma
diferente, sino que verás a Dios.
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